Si quieres destacar en la quiropráctica, no basta con “traquear huesos”. Necesitas dominar la terminología adecuada y las técnicas de ajuste que marcan la diferencia entre un alivio temporal y resultados duraderos. Este artículo reúne lo esencial para quiroprácticos: terminología y técnicas que todo profesional debe conocer para ofrecer un servicio seguro, preciso y verdaderamente transformador.

Terminología
1. Cimientos terminológicos: habla el mismo idioma de tu práctica.
Antes de ajustar, debes identificar correctamente cada estructura:
- Subluxación: Desplazamiento vertebral que interfiere con la función nerviosa.
- Flexión / Extensión: Movimientos de la columna hacia adelante o atrás.
- Rotación / Inclinación lateral: Giro o desplazamiento lateral de una vértebra.
- Drop (caída controlada): Mecanismo de la técnica Thompson para amplificar ajustes suaves.
- Test de piernas: Medición de longitud aparente de miembros inferiores para localizar subluxaciones.
Manejar estos términos te permite comunicarte con claridad, documentar casos y educar a tus pacientes sobre su tratamiento.
2. Principales técnicas de ajuste: más allá de la fuerza Thompson Drop Technique: Usa una camilla con secciones móviles. El “drop” añade velocidad y precisión, reduciendo la fuerza manual necesaria.
- Diversified: Ajuste de alta velocidad y baja amplitud, con una breve palanca manual. Ideal para giros cervicales y lumbares.
- Gonstead: Enfoque muy específico: palpación estática + radiografías + ajuste integral de cada vértebra.
- Activator: Instrumento de percusión mecánica que aplica una fuerza controlada, suave y rápida. Perfecto para pacientes sensibles o pediátricos.
- Toggle Recoil: Ajustes cervicales con impulso ligero sobre atlas o axis, buscando un rebote controlado para realinear vértebras altas.
Conocer varias técnicas te faculta para adaptar el tratamiento a la edad, condición y tolerancia de cada paciente.
3. Protocolo de evaluación: el secreto de un ajuste exitoso, historia clínica: Dolor, antecedentes y estilo de vida.
- Palpación estática y dinámica: Sensibilidad, tensión y motilidad de las vértebras.
- Test de movimiento activo y pasivo: Rango articular y limitaciones.
- Test de piernas y termografía: Confirmación de subluxaciones y desequilibrios nerviosos.
- Reevaluación post-ajuste: Verifica la corrección con las mismas pruebas iniciales.
Un protocolo metódico asegura que cada ajuste se base en hallazgos objetivos y ofrece resultados reproducibles.
4. Comunicación y seguridad: construye confianza, informa al paciente: Explica el objetivo y la técnica de cada ajuste.
- Consentimiento informado: Aclara beneficios y posibles sensaciones post-ajuste.
- Control de contraindicaciones: Fracturas, osteoporosis severa o condiciones médicas que requieren precaución.
- Seguimiento personalizado: Programa ajustes de mantenimiento y ejercicios de autocuidado.
Una buena comunicación reduce la ansiedad, mejora la adherencia al tratamiento y potencia los efectos terapéuticos.
5. Actualización y formación continua.
La quiropráctica evoluciona constantemente. Para ofrecer lo mejor:
- Asiste a talleres de nuevas técnicas (p. ej., instrumentales).
- Participa en cursos avanzados en biomecánica, neurociencia y rehabilitación.
- Sigue publicaciones y conferencias internacionales.
- Comparte casos y aprende de colegas en redes profesionales.
La formación permanente te convierte en un referente de excelencia y amplía tu cartera de servicios.
Conclusión
Dominar la terminología y las técnicas de ajuste es fundamental para un quiropráctico que aspire a marcar la diferencia. Al combinar conocimientos precisos, protocolos rigurosos y comunicación empática, podrás ofrecer tratamientos más efectivos y seguros. haz click aquí para ver nuestro video de youtube donde te explicamos a detalle lo esencial para quiroprácticos: terminología y técnicas.
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